divendres, 11 de juliol del 2008

Cuando el mundo mira hacia otro lado


Foto: gavina a Bcn. Relat breu del 2007.
[El tema és que acabo d'estar a la platja, corrent per la sorra, a tocar de l'aigua i les gavines que he vist m'han recordat aquesta petita història que vaig escriure l'any passat. La gavina -com les orenetes, els ratpenats o els ànecs coll verd- és un animal que em fascina. Suposo que té a veure amb la seva manera d'adaptar-se al medi on li ha tocat viure, però això, si per cas, ja ho desenvoluparé en una altra ocasió.]

Tres en punto de la tarde, domingo. Una gaviota aterriza con cierta dificultad en el techo de una furgoneta aparcada. Y no hay nadie para verla. Tampoco a la paloma que aletea de manera lastimera sobre el asfalto, a pocos metros. Tiene media cabeza arrancada y una veintena de sus propias plumas esparcidas a su alrededor. Acaba de sufrir un ataque en pleno vuelo. Una lluvia fina riega las calles casi vacías del Ensanche de Barcelona. Sin perder de vista a su presa, la gaviota da pasos inestables sobre la furgoneta. Lleva una pluma manchada de sangre en el pico y no sonríe; emite un chillido corto y estridente, y se lanza al asfalto. Dos gaviotas que sobrevuelan la zona se dan por aludidas. Descienden, y se posan en la cornisa de dos edificios situados a ambos lados de la calle. Al notar la cercanía de la gaviota, la paloma extiende sus alas al máximo, como si pidiera clemencia. La respuesta de la gaviota es arrancarle un trocito de carne del costado y engullirlo con un golpe de cuello. Entonces viene un coche. La gaviota vuela hasta lo alto de una farola. Parece molesta. Sus compañeras –serias y atentas– observan la escena desde lo alto como dos centinelas. Pasan uno, dos y tres coches; y también dos transeúntes. Pero nadie ve nada. Cuando todo queda tranquilo, la gaviota vuelve junto a la paloma, que todavía se mueve, y le desgarra otro pedacito de carne. En ese momento aparece un barrendero. La gaviota huye antes de que éste la vea.
El hombre descubre la paloma al cabo de un minuto. Se acerca y la barre, metiéndosela en su cesto de goma. Y ahí termina todo.
Hay cosas que suceden cuando el mundo mira hacia otro lado.