dilluns, 14 de juliol del 2008

Los sueños son el combustible de la vida, la vida es el cáncer de los sueños

(Minirrelat antic, d'un d'aquells dies en que estàs tan tràgic com èpic.)

Con la hora y media que tiene, come de menú, luego sube a casa y se pone a escribir. Reconoce que tal vez nunca será uno de los grandes, y siente la palabra aspirante marcada con fuego en su piel como el distintivo de una ganadería. Pero aún así, sabe lo que SIENTE mientras escribe, y es ESO lo que hace que siga.
Trabaja de mozo en una empresa de traslados; ahora están con los fondos de una biblioteca importante. Se pasa el día cargando enciclopedias y periódicos viejos. Y tiene el cuerpo molido, sobretodo las manos, pero escribe. Escribe como si nada más importara. Y así ha sido siempre para él, por ESO merece la pena. Las palabras hierven en su cabeza; casi escucha su propia voz dictándole. Escribe a chorro y luego lo pule. Lo pule hasta que queda, más o menos, como lo había imaginado. Y no es fácil lograrlo. Pero ése es el reto. Los grandes esculpen… y dan vida; los mediocres se limitan a escribir el parte. Alguien dijo que no hay nada más triste que tener la sensibilidad y carecer del talento. Él lo sabe, y más de una vez pensó en abandonar, pero en el fondo lo necesita. Cuando logras que las palabras se alineen correctamente las calles arden y hay música, y el cielo se abre y las estrellas brillan más que nunca, y el inútil de tu jefe es alguien insignificante, y da igual que estés echando barriga, o que tu cama esté vacía, o que la vida misma te parezca un absurdo.
Por eso lo hace: porque en el fondo es un jodido romántico y ésa es su mejor, su única droga. Escribe y, como decía el viejo, hace que las palabras bailen. Y eso le da fuerzas para seguir plantándole cara a cada nuevo amanecer.

1 comentari:

Comtessa d´Angeville ha dit...

Tener la sensibilidad y carecer del talento...

A escriure senyoret! Benvinguda intromisió la teua!