dimarts, 30 de setembre del 2008

uno de estos días

(un poemilla antic, de quan escrivia poemillas.)





Se hace la oscuridad, se rompe la mañana y llueve,
llueve como si Dios estuviera molesto por algo.

Cada rayo enciende un rostro,
cada trueno se estrella en los cristales de los bares –el vaho oculta
el miedo que sienten algunos
cuando la tormenta les mira directamente a los ojos.

Los paraguas tiemblan y dudan en medio de la calle;
son todos negros –no hay más colores cuando el sol nos abandona.
Un vagabundo ríe histérico bajo su puente de madera.
Algo se ha roto en el cielo
y las pisadas corren a refugiarse en los portales.

De repente para.

Incluso el más fuerte puede tener
un momento de flaqueza –pronto se abrirá una ventana
por la que se deslizará
de nuevo
el alba.